jueves, 11 de marzo de 2010

VOLVER A SER NINA...


No sé, pero a veces me gustaría poder retroceder el tiempo. Regresar a ser niña, ir tras esa estrella que me hacía suspirar; esperar la lluvia de mayo, para mojar mis pies en el patio trasero de la vieja casona de mis abuelos.

Quizá por dentro siga siendo esa niña que teje utopías, que conversa con el espejo, que ríe y llora . Esa niña que aprendió a construir , mi pequeño gran mundo. Un mundo que a fuerza de dolor, miedo e incertidumbres permitió forjara mi fuerza, esa que aún me acompaña.
La Odalys arrebatada e impulsiva, la Odalys tierna , la Odalys deseosa de palpar la felicidad, esa felicidad que sé, jamás será completa. La Odalys eternamente enamorada del amor, rebelde, impetuosa, terca, emancipada. Debo admitir que, quizá hasta un poco cándida. Una chica que siempre tubo fe en un mañana mejor para todos.
Estos últimos años han sido grises, fríos y hasta crueles. Días en los que surgen preguntas y preciso respuestas; pero las respuestas osan esconderse y no dar la cara. De repente salen, dan la cara, y cuando lo hacen es sólo para confirmar cuanta validez tiene la frase de Sócrates: "Sólo sé que nada sé".
Otras veces, las respuestas me confirman que nada me satisface, que no me siento a gusto, y es ahí cuando tengo la certeza que el motivo es porque sencillamente nada anda bien, y me rebelo. ¡¡Maldita sea!! Sí, me rebelo, porque creo que mi condición siempre ha sido y será rebelarme.
Y es que, cuando hago un alto y reflexiono me da tristeza y enojo darme cuenta como echamos por el desagüe todo lo hermoso que nos da la vida, la pureza de los sentimientos sinceros: la amistad, la fe, la esperanza, la solidaridad, la fraternidad, el respeto, el perdón.... Es una pena que los pisoteemos y los infectemos con sentimientos tan mezquinos como la envidia, la mentira, el rencor, la venganza, el apetito voraz de tenerlo todo...es como si no nos diésemos cuenta que con esto sencillamente asesinamos nuestra alma.
Damos paso a las bestias, esas mismas bestias corrompidas que se agazapan en nuestra mente, y que esperan el menor descuido para escaparse y clavar sus garras. Desgraciadamente nuestro mundo está lleno de cosas falsas y vanales, de normas y de una moral que se acomoda a los intereses de cada grupo o individuo. Hoy más que nunca la doble mora y la falsedad nos circunda.
Debemos admitir a plena conciencia que estamos acabando con la belleza de nuestro planeta, si lo admitimos, estaremos dando el primer paso para intentar reparar y con ello mejorar.
El camino a la responsabilidad es espinoso; pero una vez logremos llegar a ella, estaremos a un paso de rescatar o adquirir la conciencia. Abrámonos a la vida, acariciémosle sin temores. Reconstruyamos lo que hemos destruido y gocemos lo maravilloso que nos da el universo. No lo sé, pero quizá, sólo quizá, ahí conoceremos la verdadera libertad.
Hoy, tengo muchísimas razones, para desear volver a ser niña.
Odalys.

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