Nunca hagas florecer una sonrisa diciendo “te amo”… para después hacer rodar una lágrima diciendo “olvídame”…
Pues el amor es más bonito que una ilusión, y tú podrías sentir la misma lágrima que alguien ya lloró por ti.
Recuerda que la verdadera lágrima no es la que cae de los ojos y resbala por la cara, sino la que duele en el corazón y resbala por el alma… esas lágrimas no necesitarán ser recordadas porque son las que nunca se olvidan.
Recordar es fácil para quién tiene memoria, olvidarse es difícil para quién tiene corazón.
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